martes, 31 de enero de 2017

Los Fabulosos Cadillacs: Estadio Único de la Ciudad de La Plata. 19 de abril de 2009.

El Satánico Pop Tour sigue por las carreteras argentinas y esta vez le tocó el turno a la ciudad de La Plata. Día domingo. Si bien había conseguido mi entrada unos días antes, aún no tenía idea de cómo hacer el trayecto desde Buenos Aires. ¿En tren o en bus? Lo mismo daba, sólo quería estar dentro ya. Comentario aparte: El transporte en Buenos Aires día domingo a las 6 PM puede llegar a ser muy caótico. Nada que envidiarle a Lima, se los aseguro. Cumplido el cometido y tras una hora de recorrido, llegué a La Plata al promediar las 9pm. La entrada decía que esa sería la hora pactada para el inicio del concierto. Bordeando el Estadio y mientras preguntaba el precio de una “remera” (polo) comencé a oír el fondo musical de James Bond. Algo me decía que debía correr ¿pero como hacerlo con una lata de cerveza en una mano y un choripan en la otra? De pronto hizo su aparición sonora El León. Caballero a correr no más. Pasados los controles del caso, seguí corriendo hasta mi ubicación (campo). Para ser sincero esperaba ver mucha mas gente de la que vi en el concierto de Lima (calculé unas doce mil personas en el Estadio Único de La Plata) ¿Conjeturas? Varias: desde que es el concierto número siete en estas tierras luego de aquel furibundo regreso en los Bosques de Palermo el primero de julio del 2008, pasando por la poca fuerza que tienen ahora los Cadillacs en la escena argentina, hasta que por ser día domingo en la noche la gente no se animó a acompañarlos. Pero dejemos las interrogantes de lado. 

Terminada la clásica primera canción en esta gira, siguió la sorpresa: Silencio Hospital. Vaya que me sorprendieron. Es una canción algo antigua, la cual rememora las influencias iniciales de esta querida banda (toda la onda Madness y two tone para esta canción) Si bien ningún integrante de la banda se animó a dar palabras iniciales, me di cuenta que esa canción era algo inusual en el orden de la lista de canciones. Palmas igual. Seguido, la entrada en percusión de “Mi novia se cayó en un pozo ciego”, los primeros saltos de la gente. En ese sentido me pareció rarísimo ver la poca respuesta de la gente. Comparado al concierto de Lima, esto parecía un velorio. Otro comentario aparte: la población promedio del concierto fue de 25 años para arriba. Aquí la gente de 17 o 18 años no los conoce o los escuchó muy poco. Dato importante. Vendrían Carmela, Estoy harto de verte con otros (con la clásica línea de bajo), El Genio del Dub/ Radio Kriminal (versión La Luz del Ritmo) y la muy bailable Wake me up and make love with me (cover de Ian Dury). “Hola trolos y trolas…putos y pu…Hola muchachos, buenas noches”, la voz de Vicentico saludaba al respetable, para luego dar paso a otra remembranza de los primeros discos: Muy muy temprano. Un reggae contundente que bajó las “revoluciones” (para los pocos que saltábamos como enfermos). Vicentico en la armónica, Rotman en el saxo tenor y la gente coreando. Por fin una buena postal del concierto. Pasando por El Aguijón (y Vicentico olvidándose parte de la letra) y Paquito (Con sus toques hardcoreanos) Vicentico anuncia…. “Voy a ponerme los guantes porque viene el primer invitado de la noche...” Sube a la tarima Pablo Lescano (Damas Gratis), tecladista prodigioso apodado como “El Príncipe de la Cumbia”. Abrazo con algunos integrantes, silbidos fuera de lugar por parte de algunos en el público, y el intro pegajoso de Padre Nuestro. Apuesto que muchos de los que silbaron a Lescano por hacer cumbia fueron los primeros que comenzaron a bailar ni bien comenzaron a tocar esa canción. Acá no te perdonan una. Por las pantallas gigantes se proyectaban imágenes de iglesias y nubes, acorde a la cosmovisión cristiana, y claro, la canción. 

 El orden de la lista sigue: Saco azul y Siguiendo la Luna, con Sergio Rotman en guitarra rítmica y el Vaino (Vainilla) soleando en la primera guitarra. Si bien es importante que además de Vicentico alguien más se sume a las vocales, creo que esa labor le quedaba muy bien a Flavio, no a Rotman. El saxofonista si bien trata de empilar a la gente, a veces intenta cantar y simplemente no la hace. Todo bien con el, muy buen músico, pero zapatero a tus zapatos. Imágenes de una Luna Nueva por las pantallas gigantes. Luego, uno de los puntos altos de la noche: Los Condenaditos. Los vientos se sumaron también a tocar los timbales, los tambores de murga y el wiro. Toda una sinfonía de percusión. Vino una pequeña pausa para ir a tomar algo, y…… “Ahora viene una canción muy tranquila, es del último disco”. La Luz del ritmo sonando y la gente bailando. Si bien ese ultimo disco no es de mi agrado (salvo las re-versiones de antiguas canciones) por razones que no voy a exponer en esta reseña, sirvió para que la gente se siga calentando ante la noche tan fría y húmeda que nos tocaba vivir (y sólo estamos en otoño). Una versión algo mediocre de V Centenario, le siguió el intro en teclado: Calaveras y Diablitos. Bien Hugo Lobo con su flugehorn en esta canción reemplazando al “Trombo” Albareda en el solo. Hasta ahora se extrañan los fraseos del trombonista. Nadie se explica porque se autoexilió en Córdoba y nunca mas tuvo contacto con alguien de la banda. Una lástima. La seguidilla de canciones más tranquilas y bailables: Gitana, Carnaval toda la vida, Demasiada presión y Malbicho (Vicentico fungiendo de predicador pidiéndole a la gente que se arrodille mientras el hablaba ¿?). Ahora venía la dulce Mimi Maura a hacer las veces de Celia Cruz en Vasos Vacíos. Me gusta la voz de Mimi, pero no para esta canción. Por pasajes la vi hasta un poco disforzada. Recogiendo opiniones luego del concierto en Lima, a muchos no les gustó esa versión con Mimi. Algunos ni conocían a la vocalista. Aplausos igual. 

El Satánico Dr. Cadillac: La gente respondió bien. Seguido, un intento de despedida. Personalmente no se porqué hacen eso, cuando todos saben que no se irán (¿?), o en todo caso que regresarán. Se apagaron las luces. Armónica sonando nuevamente. Basta de llamarme así, canción conmemorativa a Tamara, hermana de Vicentico, trágicamente fallecida por una sobredosis. Canción tranquila pero una letra con muchos huevos. La noche ya se iba cerrando. Sonaba Vos Sabes con guitarra acústica. Muchos padres abrazando a los pocos pequeños presentes. No tocaron Should I stay or Should I go (The Clash), ni Gallo Rojo (canción dedicadísima al gran Ernesto Guevara La Serna). La lista se iba acabando, pero algo faltaba ¿no? Tambores de murga y el “hitazo”: Matador. En el año 94´ esta canción reventó las radios limeñas. Con razón no me gusta mucho. “Con Uds.…. Astorboy, el baterista mas joven del rock nacional”. El pequeño hijo de Flavio y también baterista de “Misterio” (proyecto punk-rockabilly del bajista) era el último invitado. Guns of Brixton (The Clash) en versión ragga`muffin. Vicentico al bajo. Y Flavio con su Telecaster Custom guapeando en las voces. Pegadito Let’s lynch the landlord (Dead Kennedy’s). Y los Ohhhhhh…..Ohhhhhh…Ohhhhhh muy emotivos. Yo no me sentaría a tu mesa: El himno Cadillac por excelencia. Canción para abrazarse, corear hasta quedar afónico…. porque “voy a saltar toda la noche sin parar de silbar”. Claro que sí. Los agradecimientos del caso. Es y será siempre una parte muy emotiva en cualquier concierto de LFC. Ahora sí se iban. Gracias a estos viejos que supieron alegrar cualquier momento de la existencia de muchos de nosotros. Gracias porque regresaron, están de vuelta y muy a pesar de que no sabemos si este será uno de los tantos discos en su larga trayectoria o será la gira del adiós definitivo. Y es que el futuro en la música suele ser incierto. ¡Gracias FABULOSAS!